Soy María José Álvarez Segura, mujer resiliente, apasionada, intuitiva a decir basta, sincera ante todo, soñadora y en busca de mejorar siempre cada aspecto de mi vida; mamá de una niña y un niño, compañera de vida de un hombre maravilloso y creativo, fundadora de Edumaro y directora académica en Edumaro.
Soy Docente de educación general básica y Licenciada en educación, Universidad Nacional Andrés Bello; Especialista en técnicas de yoga para el aula; Acharyakulam internacional school of yoga, reconocido por Yoga Alliance international; Terapeuta Holística (Reiki y Thetahealing), Casa Piedraluna; en la actualidad, curso el Diplomado en Parentalidad, apego y desarrollo de la infancia, Fundación América por la infancia.
Mi desarrollo profesional inicia en el año 2011 a cargo de un primer año básico, mi primer curso; quienes ahora tienen 15 años y que siempre les recuerdo como mi gran experiencia laboral, puesto que con ellos nació mi búsqueda hacía una educación más consciente e integral. Espero que para ellos también haya sido una hermosa experiencia y atesoren en sus corazones recuerdos de ese gran primer año. Posteriormente, mi labor profesional se basa principalmente en desarrollar el aprendizaje de la Lectoescritura en los primeros niveles de educación general básica. Es en ese lapso de tiempo, en el que no me encontraba satisfecha con mi práctica docente, ya que observaba que muchos niños (as) pasaban desapercibidos en el aula o más bien, eran el foco de miradas por su mala conducta o simplemente; por ser diferentes al resto de sus compañeros.
Desde ese entonces, comenzó mi búsqueda personal y el trabajo con mi niña interior, puesto que me encontraba ligada a niños muy vulnerados y tenía el presentimiento de que eran esos pequeños (as), quienes pedían a gritos un cambio en la educación o en mi manera de ver la educación. Ya no se trataba de entregar contenidos por respetar una planificación y acumular notas en un papel, sino más bien; entregar las herramientas para una vida. Dar contención, escuchar, ser empáticos, sensibles, comprensivos e incluso ir de vez en cuando a sus hogares a buscarlos porque no aparecían en sus clases regularmente… Era agotador, es verdad y no todos están dispuestos a realizar ese trabajo personal; es más fácil entregar conocimientos y esperar a fin de mes un sueldo por aquello, que involucrarse con pequeños que están viviendo tormentas en sus hogares.
Muchas veces me sentí el bicho raro buscando ayudar a quienes eran caso perdido, pero que fácil era cambiar ese pensamiento y creer en ellos por una sola vez y los resultados eran sorprendentes. Los niños (as) son muy intuitivos y en el fondo de su carazón sienten a quien realmente los valora y respeta por ser ellos y es así como comencé a desarrollar la idea de buscar la manera de entregar las habilidades socioemocionales a pequeños que vivían situaciones de riesgo y vulnerabilidad.
Edumaro, es mi respuesta a todas esas preguntas e interrogantes que no logré resolver en mi niñez; paso a paso ha logrado conectar con aquellos padres, educadores y cuidadores de niños que ven más allá, que buscan al igual que yo; desarrollar un ser humano feliz, con habilidades para enfrentar situaciones dificiles e impredecibles que tiene la vida. Es simple, lograr formar niños enteros, no perfectos; pero sí capaces de ser resilientes ante cualquier adversidad y ser buenas personas. Esa inversión jamás falla.
María José Álvarez Segura